En los últimos años, no hay mejor barómetro para comprobar las corrientes de opinión que las redes sociales. Basta una rápida ojeada a Twitter para ver que la agitada afición del Atlético de Madrid ha puesto la cruz a Gregorio Manzano después de diez partidos de Liga en los que el equipo deambula en mitad de tabla, mirando más de reojo a los puestos peligrosos que a aquellos a los que habría que aspirar. Incluso la grada del Vicente Calderón, erigida en improvisado Foro Romano colchonero, coreó en el pasado partido ante el Zaragoza el nombre de uno de los grandes mitos llamado por muchos a salvar la nave rojiblanca de un nuevo año de hastío y mediocridad: Luis Aragonés.
Siento disentir en estas líneas con esta parte de la afición atlética. No es Luis Aragonés el hombre sobre el que el peso de la centenaria historia rojiblanca deba recaer en estos momentos de constantes altibajos emocionales. Mi compañero y amigo Ricardo Menéndez preguntó al propio Sabio de Hortaleza, en el Foro Gaudeamus que rindió homenaje a su figura, si volvería al Atlético. El técnico, con su tono habitual, dijo que el Atlético siempre estaría ahí y que él no es un entrenador retirado, pero que aquello no era el tema de conversación. Luis podría verse tentado a volver al Atlético, pero creo que no aceptaría el reto ahora mismo. No lo haría por desavenencias con la directiva, que tendría en él a un hueso tan duro de roer como difícil de manejar y porque su sueño de volver a ese banquillo no es como solución de urgencia, sino como capitán general de un proyecto a largo plazo.
Sobre Luis no hay nada que decir, salvo levantarse a su paso y rendirle pleitesía por lo que ha sido, es y será siempre para el Atlético de Madrid. Fue uno de los últimos entrenadores que cumplió con su cometido, al devolver al equipo a Primera, pero ahí, y tras su incomprensible salida por la puerta de atrás, se acabó para él este equipo mientras siga siendo lo que, por desgracia, es hoy por hoy. Dijo Luis que este equipo necesitaba un proyecto a largo plazo para asentarse de nuevo en la élite, pero nadie le escuchó. Como si de un viejo descerebrado se tratase, se hizo caso omiso a su plan y se buscaron soluciones a corto plazo para conseguir algo que, una década después, aún no se ha logrado.
Su amor a los colores y su forma de motivar a la plantilla serían el antídoto perfecto para ver un cambio de actitud en los jugadores, pero en este nuevo Atlético, que nada tiene que ver con aquel con el que a punto estuvo de conquistar una Copa de Europa, eso es algo imposible. Reyes ya no necesita que le cojan de la pechera y le digan «dígale al negro, soy mejor que usted», hombres como Diego, Falcao o Courtois jamás se someterían a ese discurso de lealtad y fidelidad a un equipo que, seguramente, abandonen más pronto que tarde. Luis nunca encajaría en el Atlético de Madrid actual.
Denle a Luis Aragonés un equipo para que lo reconstruya desde los cimientos y, con tiempo y paciencia, puede que tenga éxito. Lo hizo con la Selección, creando un estilo de juego admirado por todo un planeta. Para conocer las mieles del triunfo, tuvo que fracasar en el Mundial de Alemania y sufrir todos los ataques habidos o por haber. Estos ataques habrían costado su cabeza en el Atlético de Madrid en cuanto se perdiesen dos o tres partidos, porque si algo falta en este club desde hace años, es de tranquilidad y confianza.
Luis supo llevar con gran mano diestra a muchos de los mejores jugadores que hay en la actualidad. Incluso Xavi reconoce sin tapujos que el entrenador que cambió su carrera fue Aragonés. Jugadores de ese calibre profesional y deportivo no los tendría jamás a sus órdenes en el Atlético de Madrid, un equipo donde no se mira el currículum del jugador o sus cualidades futbolísticas, sino su representante y las comisiones que deja a su paso antes de salir huyendo a otros clubes que le ofrezcan mejores garantías de éxito.
Por todo esto y diez años más tarde de su última etapa en el Manzanares, Luis Aragonés no es el entrenador que deba convertirse en el salvador de este proyecto, si es que puede llamarse así. Se arriesgaría a hundir un prestigio y matar un mito que le costó más de mil partidos y muchas temporadas construir. El Sabio tendría muy poco que ganar y demasiado que perder en esta aventura. ¿Quién es entonces el entrenador ideal para revertir esta situación? No lo sé. Muy posiblemente, la persona que consiga ese cambio que todos ansiamos ni siquiera tenga el título de entrenador y su lugar en el club no esté en el campo de entrenamiento y sí en las oficinas. Esa persona, que aún no conocemos, pero suspiramos por que aparezca algún día, será capaz de darle a Luis Aragonés lo necesario para volver a casa, de hacer su sueño realidad. Sólo así volveremos a escuchar aquello de «ganar y ganar y ganar y volver a ganar y ganar y ganar…»
Totalmente de acuerdo: Luis no es el hombre. No quiero que su carrera termine con un mal sabor de boca en nuestro equipo como ya ocurrió con Abel y en breve ocurrirá con Caminero. Además, yo personalmente soy de los que le ve demasiado mayor.
De todos modos, en mi opinion la grada no pide expresamente a Luis o al Cholo (también habitual en sus cánticos), lo que la grada suplica es el mínimo común denominador ambos: el carácter, algo de lo que Manzano no anda muy sobrado que digamos…
Un saludo.
Saludos Jaime, estoy de acuerdo en lo que dices. La grada, la afición, reclama un referente que inculque los valores de la casa, pero eso no interesa a quien manda. Se vendió a Torres, para mí el último bastión colchonero y con un tecnico de la casa como Abel no se tuvo paciencia aunque nos metió en Champions
Luis debería haber sido el manager entrenador, al estilo Ferguson, desde el 74. Yo por una parte veo que, efectivamente, sería una solución momentánea, pero también pienso como tú que el Atleti lo devoraría como a tantos otros, como bien apunta Jaime.
Una pena, Jorge. Veo muy mal todo lo que ocurre al Atleti y lo peor es que no hay solución ni a medio, ni a corto plazo.
Su figura encarna a la perfección la de Ferguson o Wenger. Ahora, por desgracia, ya es tarde
No haber tenido a Luis en el Atleti toda la vida es un error histórico.
Cuánta razón tienes, Julio. Yo también siento ese vacío histórico, esa impotencia que se sufre al cometer un error irreparable.
De todos modos, podemos consolarnos diciendo que «gracias» a este error tenemos una Eurocopa y, por inercia, un Mundial.
No queda sino darte la razón con todo el dolor de corazón que ello produce. En el fondo querer a Luis es protegerle de que enfanguen su exquisita trayectoria con este sucedáneo de Atleti que vivimos siempre entre urgencias, Intertotos, agentes de compraventa y oscuros negocios. Si no preservamos el nivel competitivo, si no preservamos el inconformismo, al menos no destrocemos los pocos mitos que nos quedan.
En eso, también tenemos culpa los aficionados (hablo desde el punto de vista del aficionado). Si hubiera empezado con el equipo tras el ascenso, ¿cuántos habríamos pedido su cabeza tras acabar en mitad de tabla el primer año? Yo el primero
Yo tengo claro varias cosas:
1º.- Que no tiene que ser el Frente quien designe el supuesto nuevo entrenador, ya he reiterado mi oposición a que se convierta ese sector del campo en portavoz de un supuesto sentir atlético.
2º.- Que tampoco quiero que sea la prensa la encargada de ello, algo habitual con los entrenadores impuestos al Madrid y a la Selección.
3º.- Comparto la opinión de que no debe ser Luis el elegido, y alguna vez he planteado si alguien está seguro de si querría venir. Yo pienso que está semiretirado y que la única espinita que tiene es querer entrenar al Madrid, me sabe mal decirlo puesto que yo también lo aprecio mucho como atlético, pero creo que como entrenador y profesional es lo único que le queda y le gustaría llegar lejos en Champions, ya hace años se habló del tema y se aparcó.
4º.- Sobre quién debe venir, partiendo de que yo aún no despidiría a Manzano puesto que no le culpo de todo (gran parte se la doy a los jugadores), pues yo no veo muchos candidatos con los que haya seguridad de mejorar. Siempre me he decantado por el Cholo, como alguien apuntó más arriba.
5º.- Como dice Julio el problema no creo que sea solo de entrenador, sino de oficinas, pero no me refiero solo a cambiar de directiva, sino cambiar hábitos en los jugadores: inculcarles profesionalidad y hacerles ver la historia e importancia de este Club, hacer que se dejen en cada partido todo jueguen con quien jueguen, dar golpes en las mesas de los despachos y en las puertas de los vestuarios, ponerles videos de antes, videos de la afición llorando por el Atleti y de la gente en el Calderón, en Neptuno o en Barcelona, quitar primas por puestos inferiores al tercero.
Y volviendo a Luis Aragonés, desde aqui reitero mi reconocimiento y mi humilde petición de que se premie su Eurocopa con un título nobiliario, petición que hice desde mi blog en este enlace:
http://derojoyblanco.blogspot.com/2011/02/sobre-el-barca-y-el-atleti-sobre.html
Un saludo
Comulgo bastante con la mayoría de tus puntos, sobre todo en los dos primeros
Claro, Adal, exigencia a los jugadores, pero ¿quién les tiene que exigir? Creo que la directiva y el entrenador ¿no? Son los máximos responsables del club, luego son ellos quienes les deberían exigirles entrega, dedicación al Atleti. Y no lo hacen, ¿por qué?
Saludos.
Me viene a la mente las invasiones de vestuarios por parte de Jesús Gil y las broncas públicas e insultos a los jugadores, pero sin llegar a esos barriobajismos (ni siquiera sé si esta palabra existe) y para que no se me tache de gilista, recordaré las «santiaguinas» del presidente del club de enfrente.
No soy partidario de la interferencia en el tema deportivo de la directiva, pero si de cierta implicación con la plantilla.
En los últimos años hemos asistido a diversos sucesos de enfrentameintos plantilla-entrenador con diferentes jugadores y diferentes entrenadores, yo no culpo de todo a Manzano y quiero no creer en un complot de los jugadores contra él, pero la plantilla a veces pasa demasiado de realizar su labor como profesionales en el campo. No sé cuál es la solución, pero no creo que cambiando de directiva los jugadores dejen de cometer faltas absurdas y de maldefender sus saques.
Da igual el entrenador, si siguen los Giles y los Cerezos, el Atlético seguirá siendo un mediocre.
Suscribo de cabo a rabo este artículo. Verdades como puños, que por doler no son menos ciertas. Enhorabuena, Jorge. Fantástico artículo.
Adal: la exigencia hacia los trabajadores en este caso futbolistas, no tiene por qué hacerse desde el insulto ni desde la falta de respeto. Todo lo contrario. Yo tampoco apruebo el método de Gil.
Yo creo que sí, que un cambio de directiva, provocaría entre otras cosas un respeto de los dirigentes hacia el club y todo lo que representa, cosa que estos no tienen y, por tanto, una exigencia de la directiva hacia los jugadores para que estos hicieran lo mismo.
Saludos.
Aunque tu «Yo tampoco apruebo el método de Gil» lo aclara, quiero dejar claro que yo no he defendido el insulto hacia los jugadores.
Ha quedado claro en tu comentario anterior. Por supuesto que sé que no apruebas los insultos. Lo que sí digo es que los responsables máximos de las instituciones son los que deben exigir a su vez, profesionalidad a sus empleados.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con el Artículo de Jorge Ordas, en el sentido que D. Luis Aragones debería de tener tiempo y un puesto con poder dentro del organigrama de la entidad. Como ya he dicho otras veces en este foro a D. Luis Aragones se le debería de dar PODER TOTAL ABSOLUTO, si no viene con ese poder efectivamente terminaría mal.
Pero lo que si que tengo claro es una cosa, mejor que D. Luis Aragones no habría Entrenador, Manager o Presidente. ¡ Si ¡. No me equivoco Presidente, quien mejor que LUIS para ser el emblema de este Club de Fútbol, una persona que lo ha dado todo, ha sido todo y lo es todo de este gran equipo de fútbol.
Y les puedo asegurar una cosa, si a LUIS le llaman el vendrá, eso se lo puedo asegurar, en el GAUDEAMUS me quedo claro, este hombre daría un brazo por nuestro equipo.
Lo único es saber si le llaman en que condiciones le propondrían su vuelta, ya que hay que cuidarlo como un patrimonio de nuestro equipo.