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Groserías animadas de ayer y hoy presenta: Atlético de Madrid – Málaga

Salieron los jugadores malacitanos con pinturas de guerra futbolera. Entrenados por Pellegrini, un señor al que echaron de Concha Espina por limpio y educado, que lo que se lleva ahora es la bronca y la inquina. El Málaga no venía de rondón, sino con firmeza y resolución.

Se encontraron con unos jugadores atléticos que salieron predispuestos, sin embargo, a perpetrar una gruesa grosería de las que nos tienen acostumbrados, aunque ahora llevaban una racha de varios partidos ganando. Mucho les debió de parecer once partidos sin perder y nos ofrecieron un espectáculo grotesco para caer con estrépito ante un equipo que se debate entre la Primera y el descenso.

La afición frustada, contempla con grima el espectáculo de los suyos, pero ni grazna, ni grita, ni gruñe, solo se remueve en sus asientos y sale en estampida cuando le marcan el tercero, mientras masculla entre dientes, que hoy, ni siquiera Agüero.

Sólo le queda acudir a la gruta de Lourdes a pedir un milagro: que esta época termine para dejar de buscar grabaciones  de youtube que nos revivan la gloria de los que portaban con orgullo el oso y el madroño del escudo.

Mientras se organiza la peregrinación, contempla con franciscana resignación a los que ocupan el palco que nos han cambiado a Griffa por Perea, a Landáburu por Raúl García y que han transformado el fútbol en una descarada grosería.

Una revolución nos anuncia Don Cerezo para que no vuelvan a pedir su pescuezo. Será a finales de mayo, al florecer los capullos, cuando vengan los del doblete a intentar poner fin al sainete. Toni, director deportivo, y a Kiko para que nos lo cuente. Nos cuente el cuento de nunca acabar y de siempre empezar.