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Si leyeron la crónica del partido del Almería, Ego te absolvo. Si no les vence la pereza y tienen la paciencia de continuar se lo agradeceré en la Tierra y en la Eternidad. Mientras llega la Eternidad, los colchoneros permanecemos en la Tierra, en este Valle de Lágrimas por el que vagamos desde hace mucho tiempo sin destino conocido ni motivo por el que hacerlo.

Desde hace algunas estaciones del Vía Crucis en el que se ha convertido la temporada, el Atleti se está agarrando a la fe y a la tradición para tratar de remontar puestos en la clasificación. Dos principios que han marcado la historia del Atlético de Madrid que ahora permanecen aparcados en el sótano de los trastos viejos e inútiles. Cómo escuchábamos a las leyendas atléticas en el Gaudeaumus de hace una semana (podcast de Esto es Atleti en el Gaudeamus) las plantillas del Atleti siempre se han distinguido por una combinación de cantera y extranjeros de calidad. Ahora no es así.

La fe está representada por Agüero que persiste en el intento de meter al equipo en Europa League, al menos. Un objetivo, claramente insuficiente, pero el menos malo de los posibles. Su perseverancia matiene al equipo y la ilusión del aficionado. El Kun, tras la espantá de Forlán, busca un Cirineo que le ayude a soportar el peso del orgullo ganador.

Anoche lo encontró en Tiago. Omnipresente en todas las zonas del campo, lo mismo remataba a portería contraria, como despejaba en nuestra área, ante la mirada atónita de Perea y Godín que, en vez de arrepentirse de sus pecados, tienen por costumbre extasiarse cada vez que hay un córner o falta cerca de nuestra portería, haciendo suya la frase del gran Miguel de Unamuno ¡Qué despejen ellos!

La tradición representada por De Gea y Koke quieren cargársela la jerarquía atlética. Al primero, vino a verle el hermano de Ferguson, del que nadie tenía constancia hasta anoche. Con los mofletes colorados y la nariz hinchada, observó impasible desde la grada la actuación de De Gea. Nacido en Illescas, pero con porte británico: alto, semialbino y espigado es el prototipo de portero que le gusta al escocés. Los Fergusons’s brothers están dispuestos a mandar a la legión si hiciera falta, para llevarselo a las Islas.

Para lograr su objetivo, cuentan con la inestimable y desinteresada colaboración de Cerezo y Gil Marín, que cediendo ante las tentaciones de este mundo, lo único que harán será contar billetes para desgracia de la afición, haciendo buena la frase de Cerezo: El Atleti no es un club vendedor.

Mientras ellos cuentan billetes, los futbolistas que se van del Atleti son como la cerveza San Miguel donde van, triunfan y estoy seguro de que De Gea lo hará en el Teatro de los Sueños, donde se venerará a mi paisano per secula seculorum.

Por lo que parece, Koke mantendrá viva la llama atlética a la espera de que un mesías vestido de rojo y blanco resucite al Atlético de Madrid.

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Puedes escuchar el episodio 17 del podcast de Esto es Atleti: El cuento de la lechera.