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Los últimos tres partidos de Liga del Atletico de Madrid se parecen mucho a cuando un hombre trata de ligarse a una chica. Durante un tiempo has sido detallista, generoso, educado has preparado el terreno de una forma cuidadosa. Y llega la noche de la verdad. La has invitado a cenar, tienes tu casa perfectamente aseada, las sábanas limpias y cuando consigues llevártela a la cama y llega el momento sublime, zas, gatillazo al canto y te quedas más palido que Iniesta.

La chica estaba espectacular y has pensado tanto en ella que en el momento cumbre has fallado. Empiezas a pensar por qué te pasa eso con cierta frecuencia, ¿serán los nervios? ¿la falta de mentalización? Pero esto ya es demasiado, no pensaste que nunca podrías ligarte a un bombón tan dulce, ahí lo tenías, pero aggggghhh, has vuelto a fallar.

El Atleti había jugado dos buenos partidos enlazando por fin y tras las dos primeras jornadas, dos victorias consecutivas anotando siete goles. Nuestros delanteros habían vuelto a marcar goles. Vamos que veníamos con inercia ganadora. Ganar el tercer partido consecutivo era la mejor manera de ratificar la racha y la posibilidad de estar arriba. Además una semana de tranquilos entrenamientos, en casita, con las maletas dentro del armario.

Venía el Español que estaba haciendo una buena temporada, pero sólo en los partidos de casa porque fuera de ella no tenía la misma consistencia.

Vamos que todo estaba preparado como en la noche de nuestro amigo del principio del artículo. Pero, el partido empezó a cruzarse cuando el árbitro pita un penalti, de esos, sí de esos que estás pensando, de los que sólo nos pitan a nosotros. Si hay una regla, como parece que la hay que ese tipo de jugadas como las de Reyes, son penalti, que piten todas, nos sólo las de algunos. Llevo treinta años siguiendo el fútbol y siempre he escuchado lo mismo: no hay un criterio uniforme para muchas de las situaciones que se producen en los partidos. Y treinta años después, sigue sin haberlo.

A partir de ahí el Atleti lo intentó por tierra, mar y aire y tuvo su premio antes del descanso, con el gol de Tiago.

La segunda parte comenzó con gol del Español, que de nuevo se adelantaba en el marcador con un gol precedido de falta de Osvaldo sobre Perea. En el campo, me dio la impresión de que el colombiano se pasó de frenada y resbaló, pero en las imágenes que he visto se ve claramente el empujón.

El Atlético siguió con su acoso y derribo y lo encontró en un golazo de Agüero tras un sensacional pase de Forlán, que fue lo único que hizo en toda la noche. Por el contrario, Agüero peleó y luchó para conseguir la victoria hasta el último instante del partido.

Olía a partido épico por cómo estaba jugando el Atleti y por cómo se estaba desarrollando el partido. Pero, no fue así un despiste defensivo de Godín y un gran remate de Osvaldo truncaron la deseada victoria rojiblanca. Un gatillazo más en los últimos tiempos, sólo queda esperar y desear que la chica nos conceda una nueva oportunidad.

A la contra: Soy un defensor de Quique por las razones que comenté la semana pasada. Pero, ayer hubo una decisión y un comportamiento que no me gustaron. La primera, la sustitución de Tiago por Raúl García. Que yo sepa no estaba lesionado y creo que cortó el ritmo del partido de los nuestros. Y el comportamiento del final de partido. Me gusta que Quique y los jugadores se cabreen por perder, pero no me parece un comportamiento deportivo lo que hizo Quique sobre todo después de que el partido terminara. Tampoco es deportivo el comportamiento de los jugadores del Españo, ni del que cae lesionado ni de Luis García aconsejándole que entrara de nuevo dentro del campo. Ya sabéis se empieza por justificar una pérdida de tiempo y se termina por ver normal que un entrenador transmita a dos de sus jugadores que se autoexpulsen. Cierto, es que la culpa la tienen quienes deberían impartir justicia. Todo el mundo sabe, Luis García también, que simulando lesiones se pierde tiempo, pero nadie hace nada par remediarlo. Así le va al fútbol, cada día menos deporte y cada vez más espectáculo, pero del bochornoso.

Vídeo con las imágenes de la jugada y del final del partido. Fuente: La Sexta

El apunte: el Español había marcado, hasta ayer, un solo gol en los seis partidos disputados fuera de su estadio.

Corona de laurel: para Agüero y Perea que estuvieron en todas, uno en la delantera y otro en la defensa. Se le podrá criticar lo que se quiera al colombiano, pero no que no se deje el alma en cada partido. Algunas veces dejarse el alma no es suficiente, pero, yo le tengo cariño a Perea.